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Economía circular para combatir la triple crisis ambiental

Publicado el 11 abril, 2024

En la actualidad, nos encontramos en un punto crítico en la historia de la humanidad y del planeta. La forma en que hemos venido extrayendo, consumiendo y desechando recursos ha conducido a una “triple crisis” ambiental sin precedentes: cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación. Estos desafíos no solo representan una amenaza para los ecosistemas, sino que también ponen en peligro la supervivencia y el bienestar de las generaciones presentes y futuras. En este contexto, la economía circular emerge como un nuevo modelo de negocio, proponiendo un cambio radical en la manera en que producimos, consumimos y gestionamos los recursos.

A diferencia del modelo lineal tradicional de “extraer, fabricar, desechar”, la economía circular busca minimizar el desperdicio y maximizar el uso de los recursos (materiales y productos) por el mayor tiempo posible. Esta transición hacia la circularidad no solo es necesario para enfrentar los retos ambientales actuales, sino que también ofrece oportunidades económicas significativas, fomentando la innovación, la eficiencia y la sostenibilidad.

En los últimos cinco años, la economía circular ha trascendido el ámbito de las iniciativas ambientales para posicionarse como una megatendencia global, reflejando un cambio significativo en la manera en que la sociedad percibe y aborda el uso de los recursos y la gestión de residuos. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y la creciente conciencia sobre la importancia de la economía circular, la realidad muestra que aún estamos lejos de alcanzar un modelo económico verdaderamente circular. Según Circle Economy Foundation, la economía circular viene ganando popularidad, pero se está quedando corta en la acción, donde la circularidad global ha pasado del 9.1% en el 2018 a un 7.2% en el 2023, lo cual es sin duda una llamada de atención sobre la urgencia de acelerar la transición hacia prácticas más sostenibles.

La magnitud del problema se agrava aún más cuando consideramos el ritmo acelerado de consumo de los últimos cinco años. Durante este período, hemos consumido más de 500 gigatoneladas de materiales, lo que representa el 28% de todo lo consumido desde 1900. Esta aceleración en el consumo, combinada con una disminución en la aplicación de prácticas circulares, nos pone en una trayectoria insostenible que amenaza con rebasar los límites planetarios y exacerbar los efectos de la triple crisis planetaria.

Frente a este escenario, la economía circular emerge no solo como una opción, sino como una necesidad imperativa para el siglo XXI. Este modelo económico circular que busca maximizar los beneficios para la humanidad minimizando al mismo tiempo la presión sobre los sistemas naturales nos exige una transformación sistémica que involucra a gobiernos, empresa privada y sociedad civil en un esfuerzo conjunto.

Para que la economía circular pase de ser una megatendencia a una práctica globalmente integrada, se requiere un esfuerzo coordinado que involucre a todos los actores de la sociedad. Esto incluye la adopción de políticas públicas que incentiven prácticas circulares, el compromiso del sector empresarial para rediseñar productos y procesos, una mayor conciencia y participación de los consumidores en modelos de consumo sostenible y la educación y la formación en principios y prácticas circulares para cultivar una mentalidad orientada hacia la sostenibilidad en las futuras generaciones.

Estrategias y Soluciones de Economía Circular

  1. Los tres pilares – Reducir, Reutilizar, Reciclar: Si bien es usual escuchar hablar de hasta 11 R’s, la esencia de la economía circular se encapsula en las tres R’s originales: reducir, reutilizar y reciclar. Reducir implica diseñar productos y sistemas de producción de manera que se minimice el consumo de materiales y energía. Reutilizar se centra en extender la vida útil de los productos a través de su reparación, reacondicionamiento o reasignación a nuevas funciones, evitando así su disposición como desecho. Reciclar implica procesar los materiales usados para crear nuevos productos, cerrando el ciclo de vida de los recursos y reduciendo la necesidad de extracción de nuevos materiales.
  2. Diseño para la Circularidad: Los productos deben diseñarse no solo pensando en su funcionalidad y estética, sino también en su capacidad para ser desmontados, reparados y reciclados. Esto incluye la elección de materiales que sean duraderos, reciclables o biodegradables, y la simplificación de los procesos de desmontaje y separación de componentes.
  3. Modelos de Negocio Basados en la Circularidad: Estos modelos incluyen sistemas donde los consumidores acceden a servicios en lugar de poseer productos, fomentando la reutilización y reducción del desperdicio. Ejemplos de esto incluyen el leasing de vehículos, programas de retorno y recarga de envases y plataformas de alquiler de ropa.
  4. Infraestructura para la Circularidad: Esto incluye sistemas de recolección y reciclaje eficientes, instalaciones de procesamiento y plataformas digitales para el intercambio y la venta de bienes usados. La colaboración entre gobiernos, empresas y consumidores es esencial para crear redes logísticas que apoyen la circularidad.
  5. Educación y Concienciación: Las campañas de concienciación pueden motivar a los consumidores a optar por productos sostenibles y a participar en prácticas de reciclaje y reutilización. La educación puede fomentar una nueva generación de diseñadores, ingenieros y empresarios enfocados en la sostenibilidad.
  6. Políticas y Legislación: Esto puede incluir incentivos fiscales para empresas sostenibles, regulaciones que exijan el diseño ecológico de productos, y programas de subvenciones para investigaciones en tecnologías y materiales sostenibles.

La adopción de la economía circular representa una estrategia crucial para revertir la tendencia actual de sobrepasar los límites planetarios y limitar el calentamiento global a un incremento de 2°C. El reto no solo radica en incrementar las tasas de circularidad sino en hacerlo de manera que se ajuste a las necesidades y capacidades de diferentes regiones y sectores económicos en todo el mundo, cada cual con sus propias particularidades y retos.

La transición hacia una economía circular representa uno de los desafíos más significativos y a la vez una de las oportunidades más grandes para abordar de manera efectiva la triple crisis ambiental que enfrentamos, a través de la transformación de cómo producimos, consumimos y gestionamos nuestros recursos. Implementando estrategias y soluciones circulares, podemos aspirar a un futuro más sostenible y resiliente.

Aunque la economía circular ha ganado terreno en los últimos años, la brecha entre la teoría y la práctica sigue siendo amplia. Sin embargo, las iniciativas y experiencias globales demuestran que existen caminos viables y efectivos para incorporar principios circulares en nuestra economía, diseño de productos, modelos de negocio y políticas públicas.

El momento para actuar es ahora. La adopción de un enfoque circular no es solo una cuestión de sostenibilidad ambiental, sino también de supervivencia económica y social a largo plazo.